Cuando las sonrisas quedan encarceladas, no hay nada que hacer, salvo perder la dignidad y hacerse pequeño, huir de la condición social y esconderse en un sueño. El mundo no es perfecto para ciertas miradas vacías de ironía y llenas de misterio, que buscan en su propio universo una estrella de la que colgar un columpio para jugar eternamente.
Si los barrotes son muy duros, del cuerpo crece un muro de cristal blindado, que va creciendo más y más hasta alcanzar la infinidad a medida que crece la imperfección a un lado y se destruye la perfección al otro. El mundo se ve, pero no se siente y las lágrimas se evaporan antes de llegar al nacimiento, pues la mente no obedece y se acelera como una bicicleta sin frenos en una cuesta abajo.
La risa explota de forma incontrolada sin que se oiga el más mínimo sonido, son carcajadas mudas, atrapadas en algún sitio del pecho, acumuladas para oírse en el vaivén junto a los mudos susurros de una soledad callada permanentemente, ya que nunca hubo valor a pinchar las burbujas del jabón que tan buen aroma posee.
Dentro de las miradas, muy al fondo, existe una cueva donde aguarda un cerrojo esperando a ser abierto. La llave está esparcida, como el polen en el viendo, por el mundo infinito de besos abrazos y caricias que nace cada vez que alguien se asoma dentro.
La vida queda estática, igual que una fotografía atrapada en un marco, aguardando esa mano que siempre la toma para verla y esa imaginación que es capaz de formar un vídeo con un solo fotograma.
Todo gira muy rápido mientras alguien lo observa apaciblemente desde su lado del cristal, sentado en una silla se pregunta cuánto tiempo hace desde que cruzó la línea. De vez en cuando alguien al otro lado se para un segundo a saludarle mediante gestos que alguna vez supo interpretar y que ya olvidó. Enfoca la mirada, pero ya no hay nadie, y vuelve a perderse en la isla donde naufragó. La mirada se vacía de toda cordura y en su pecho queda guardada una nueva carcajada silenciosa que sólo se escucha en las estrellas.
Paper, para cuando una poesía? Cada vez las buscas más, y hablas desde un interior más profundo, ajeno a la realidad, puesta la mirada en el sentimiento apresado. Lo más, filtras la realidad, las pequeñas cosas, los detalles y los haces recorrer por tus venas y tus encías, por los recovecos de tu pecho, bañándose en pozos y saliendo a flote por las pupilas, impulsados por los dos corazones que te gobiernan.
ResponderEliminarEste texto filtrado, sería una poesía maravillosa, para ti que dices no saber hacer poesías y sin embargo sonríes a veces como si en verdad supieras. Si lo escribes asi, con esa naturalidad explosiva, si lo filtras y lo conviertes a su vez en una de esas pequeñas cosas tan poco cargadas que tanto te gustan, sería aún más bonito, tantas cosas son las que sugieren.
Por cierto, el dolor, aún sin nombrarlo, es un tema interesante. La asfixia de la risa y la muerte por silencios. Seguiremos atentos a las futuras rimas