martes, 26 de abril de 2011

Una taza de recuerdos caducados con sueños para mojar

Un posible remedio contra la locura, sea el recuerdo; No es una cura como tal, pero sirve de alivio.
Cuando la vida parece desbordarse y la mente se niega a ser coherente, comienzan a aflorar los recuerdos uno tras otro, es como un mecanismo automático en el que, una vez perdido el norte, la mente trata de reordenarse, se refugia en imágenes que en su día trajeron paz, calma... y puede que alguna lágrima, pero siempre dulces; En ese momento la seguridad es nuestro arma, porque en lo más hondo sabemos que estamos viviendo los mismos momentos por segunda vez y conocemos el siguiente paso.

Nos encontramos ante un gran abismo difícil de saltar, la locura acecha y nos aferramos a esos recuerdos que nos mantienen unidos a la realidad. Buscamos lugares, olores, sonidos... pretendiendo que las sensaciones que inundaban nuestro alma vuelvan a aflorar.

Una imagen de ti mismo pero con muchos menos años comienza a girar en tu cabeza, te grita y viajas al pasado de su mano, pero te das cuenta que las sensaciones no son iguales, y además reaparecen tus fantasmas, esos que tenias encerrados en algún sitio, y que acabas de liberar de nuevo con el recuerdo.

Corres de los fantasmas, te das cuenta que fuiste en busca de tu vida pero ya no está, y no te queda otra opción que regresar a la que no quieres vivir, en ese momento es cuando caes en la cuenta de que por eso existe la locura, porque ya no hay ninguna vida decente que vivir y crees volverte loco.

Los recuerdos tienen fecha de caducidad, la misma fecha en que se decide empezar a adornarlos, creando otros recuerdos nuevos, mejores, pero también falsos; De este modo comienzan los recuerdos de las cosas que no se han vivido y que nunca se vivirán porque son recuerdos de una infancia que jamás se vivirá de nuevo.

Caes derrotado, piensas en lo que no has tenido y sin tenerlo aún así lo has perdido; La vida real se impone ante tí, la que vives en el momento presente y de nuevo notas el vacío de ese abismo que no eres capaz de saltar. Se te ocurre llenarlo y pasar andando, pero por más cemento que echas, el gran agujero no se llena.

Tratas de llamar a la locura, seguro que loco se vive mejor, te acuerdas de Don Quijote y sientes cierta envidia, aunque sin darte cuenta has dado con la clave de todo, Don Quijote soñaba con Dulcinea, era la razón de su vida. Hay que refugiarse en los sueños, no en la memoria, porque nada de lo que hay en ella va a volver.

En medio de la desesperada noche las sábanas te dan un frío abrazo y empiezas a soñar sin dormir, aún quedan muchos sueños por cumplir piensas, buscas el sentido de la vida, seguro que darle sentido a la vida calma la agonía, pero no lo encuentras por ninguna parte; Quizá no exista un sentido de la vida, puede que haya varios, todos ellos pequeñitos, y que sean los sueños del día a día, pequeñas metas que nos vamos marcando, y que ayudan a gastar los días, aunque ese pensamiento te parece muy triste, y sin más, derramas una lágrima y te entregas a un sueño en el que crees ser un oso panda.

martes, 19 de abril de 2011

Alas en la noche

El viento acaricia dulcemente mi rostro mientras todo mi ser se dirige a toda velocidad a ninguna parte en concreto; funciona como una goma de borrar que va devorando casi todo alrededor. Permanece la libertad.

No sin cierto temor dejo crecer alas en mis pies, y me elevo poco a poco del suelo, "sólo unos centímetros" _pienso con una mezcla de preocupación y curiosidad_, pero la sensación de libertad me embriaga, y comienzo una ascensión en espiral hacia el cielo. Me propongo rozarlo y dejarme caer suavemente como pluma que se entrega a la brisa.

A mitad de camino adelanto a un mosquito, que al verme se relame y acelera, pero ya estoy tan lejos del suelo que el mosquito se asusta y desvía su camino; "Puede que tuviera vértigo" Me rio de mi absurdo pensamiento y continuo elevándome; Es tal el bienestar que siento que sospecho que podría llegar a las estrellas.

Siento un cosquilleo en el estomago, es emocionante desafiar a la gravedad de esta manera. Aleteo más despacio, quiero recrearme en mis emociones igual que un artista lo hace con su obra minutos después del proceso creador.

El viento me cuenta un chiste, y lo encuentro muy gracioso, desconocía que hablase su idioma, parece que no es difícil; Me paro un momento y escucho sus susurros: "Mira la luna" _Me invita_. La observo con alegría , tiene un color extraño esta noche, es el color de un sueño. Medito un momento, deduzco entonces que los sueños tienen color de luna con bordes en forma de estrellas.

Un pequeño ruido me saca de mis pensamientos, es un murcielago que se ha acercado un poco confundido pensando que yo era su padre vampiro, debería haberme vestido con colores, definitivamente el negro no me favorece; Le enseño los colmillos al pequeño animal, me guiña un ojo y continúa su búsqueda, Mucha suerte querido murcielago le grito, y vuelvo a concentrarme en mantener el aleteo.

Estiro el brazo, pero no toco nada, un poco más... ay! ya casi, parece que lo tengo en mis manos, pero ni con un dedo soy capaz de rozarlo; Me pregunto qué es lo que está pasando, y una idea cruza fugaz mi mente: El cielo no está ahí, el cielo ha comenzado en el mismo momento en que he calzado los zapatos alados, y no es tangible, se siente por dentro, como la paz o el amor, y sólo aquel que lo tiene dentro sabe que de algún modo lo está tocando.

Y ahora que he llegado tan alto, voy a aprovechar para pasar la noche en una nube; Estoy completamente seguro que los mejores sueños, se sueñan en nubes.

sábado, 16 de abril de 2011

Vidas de papel en un mundo de hojalata

Iluminado por un rayo de sol se halla un alma desangrada;

Gota a gota se derrama la vida, esa vida que no es nada y a la vez es todo;

Va muriendo lentamente viendo como unas vidas dominan a otras, todas ellas de papel

Hay papeles de fumar, fáciles de destruir, fáciles de quemar, y fáciles de deformar y dominar por otros paleles que aún siendo igualmente débiles tienen detrás todo un ejercito de cartulinas carcomidas que únicamente tienen la palabra odio escrita en el centro de si mismas. No importa el grosor del papel que da forma a la vida, lo fundamental es el mensaje que guardan.


Todo papel nace a partir de otra vida, bello blanco y dispuesto a llenarse de mensajes; Los trazos son educables, por eso en ocasiones hay poesias hermosas, palabras sin sentido, o auténticas declaraciones de guerra, cuyo autor no duda en usar a modo de tijera herrumbrosa este mundo de hojalata en que vivimos, dispuesto a cortar toda una papelería entera si es necesario.


El papel dueño del alma moribunda llora en silencio por el dominio injusto de los cartones que arrancan las finas hojas de una vieja biblia, con una crueldad inmensa que parece haber sido sacada de la peor de las pesadillas.

La biblia es privada de su libertad por contener un mensaje que no todos comparten, por ello debe ser mutilada privada de todas sus ideas hasta quedar reducida a un simple abecedario cuyas letras arbitrarias y sin orden alguno transforman a su dueño en mero espectador del óxido del mundo, y la putrefacción de unas "almas" opresoras que sin duda alguna contribuyen a la decadencia y al horror.