lunes, 30 de diciembre de 2013

Fantasías de fin de año de un pájaro loco

Años que terminan, oportunidades que siguen creciendo.
Año de gatos negros y de pasar bajo escaleras.

Un año de puente, entre dos realidades; Dos caras de un mismo cristal, que por un lado refleja lo que soy y por otro lo que puedo ser.

Enfrentamientos cara a cara, ponemos nombre y nos marcamos un reto para el nuevo 2014, seguimos trabajando, con más ganas y con unos objetivos más claros, más cercanos, y sobre todo, más necesarios.
Nos hemos reído en la boca del miedo y hemos suspirado ante el amor; Parada para coger aliento, algún llanto que otro y a seguir llenando el macuto, no sin antes sacar lo innecesario, penas ansiosas, sufrimientos patológicos y compañías tóxicas.

Nuevos compañeros de viaje, o tan sólo de una pequeña ruta, que nos han alegrado cuando alrededor sólo llovía. Sacrificios sin sentido, o quizá con él, pero nacidos de una razón más pura que la propia lógica.
Despedidas sin despido y ataques de pánico que se abrazan a las luces de una feria.

Cuentos sin acabar, historias de siempre contadas por personas de ahora... y de siempre. Soluciones que no solucionan, pero marcan caminos. Amores odiados y odios amados.

Golpes que se olvidan en el pasado más lejano, besos que recuerdan la luna a tu lado.
Años pasados pero vivos en retinas, pieles olvidadas por la memoria y recordadas por las caricias de nuestras yemas. Presentes muy pasados, que tratamos de olvidar y se empeñan en aparecer como fantasmas de tiempos mejores.

Calores sobre los recuerdos, con novedades en los de siempre. Fiestas llenas que no están llenas. Personas que cruzan y se marchan. Amigos que vuelven tras las vacaciones.Brasas que reeprenden y arden sobre los troncos del árbol jamás cortado .

Pantallas apagadas para no encender realidades. Paginas marcadas con trazos de historias, que llenan, que vacían, pero historias al fin y al cabo; Una tras otra, vivir tras vivir sobre las llanuras del tránsito hasta encontrar el vendedor de sueños.

Hábitos pasados que regresan, nuevos humos que se elevan hasta el cielo.
Éxitos sin celebrar, bajo sudores sobre la misma mesa. Horas de regocijo en aquella plaza de aquel pueblo.
Peras que sorprenden, envueltas en el papel más elegante. Compañías que se mantienen, que crecen y que sostienen.
Polvo que no sale ni con la aspiradora más potente, alfombras que regresan, a decorar suelos pasados.

Continuamos el camino a través del nuevo año, nuevas sorpresas, nuevos éxitos, y quien sabe, quizá nuevas locuras, asumimos las catástrofes, lloramos lo justo, y nos ponemos por reto reconstruir nuestro castillo, con piedras más pequeñas, pero más duras, y con muchas ventanas.

Un año de momentos, momentos de un año. Gracias a todos los que habéis hecho posible cada uno de ellos.

Ojalá que en el nuevo año los deseos nos queden más cercanos y las alegrías nos guíen el camino.
Feliz 2014!.

Paperboy

1 comentario:

  1. ohh, no no. No es nada loco. La locura son espirales arrebatadas, castillos de nubes, no construcciones de pequeñas piedras y encima endurecidas. Las ventanas son paredes de nubes, no huecos encerrados entre piedras.

    No, no. No es nada pájaro. Acuérdate cuando los pájaros desde su rama, contemplaban invisibles a niñas en el metro y después emprendían el vuelo más allá de los castillos de nubes, para bañarse en corrientes de ternuras universales que abrigaban a las cosas de aquí abajo.

    No, no. No es fantasía. El recorrido es corto, claro, con los pies en el suelo, firme. Como el estilo. Seguimos en búsqueda, pero la búsqueda es junto a tus pies, o tras la esquina, la primera esquina, la que ilumina debilmente la farola.

    No, no es un fin de año. Los recuerdos, las sombras, todo está aquí, tras palabras organizadas ahora en frases cortas.

    No, no es un viaje. Es cómo dices, quizás una ruta. Andemos un poco por ella. Tras un recodo, sin duda, aparecerá el vuelo, la locura arrebatada, la fantasía real y la realidad llena de pájaros azules cubriendo el cielo.

    Tiene buena pinta. En todo despegue que se precie antes se debe andar por la pista de despegue hasta alcanzar la velocidad adecuada...

    Aunque los chicos de papel, con el viento apropiado, aunque no quieran, siempre vuelan

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